Autor: Alberto Cifuentes Avello
Una vez más y lo digo con alegría, la luz vence a la oscuridad, porque simbólicamente, también, significa el solsticio de invierno.
Quienes lo hemos seguido de hace años, en su contenido astronómico, tradicional, simbólico, social, entendemos que el solsticio de invierno es un momento significativo en muchas culturas y tradiciones. Dependiendo del hemisferio, puede ocurrir entre el 20 y 21 de junio o entre el 21 y 22 de diciembre. Este año es hoy a contar de las 22.42 horas
Algunas reflexiones y significados asociados con este evento:
Muchos ven el solsticio de invierno como un período de renovación y renacimiento. Simboliza junto con el retorno gradual de los días más largos, oportunidades en la variedad de contingencias propias de la vida.
El solsticio de invierno ha sido importante en diversas culturas, desde las antiguas civilizaciones hasta la actualidad. Por ejemplo, los celtas lo consideraban el comienzo del invierno, mientras que en Asia oriental se celebra como el Festival Donghi. Este festival de la tradición china se basa en la filosofía del Yin y Yang, buscando el equilibrio y la armonía en el universo.
Como ese, existen otras numerosas celebraciones y rituales asociados con el solsticio de invierno, como el Inti Raymi en Perú, el We Tripantu en Chile y el Festival Beiwe en Laponia.
Todos ellos suelen incluir música, danza, comida tradicional y rituales para asegurar la buena suerte y la fertilidad.
El solsticio de invierno se produce debido a la inclinación del eje de la Tierra y su órbita alrededor del sol. Esto provoca cambios en la duración del día y la noche, y tiene un impacto significativo en el clima, las estaciones, los animales y en nosotros los seres humanos.
Entonces es el momento de la reflexión, especialmente en quienes vivimos en el marco de un mundo laico y humanista. Aquí, observo como en el común de los chilenos, aún no entienden esto de solsticio de invierno y solo observan la celebración de las fiestas de San Luis y de San Juan, 21 y 24 de junio. Así también rescato en los sectores, especialmente rurales, la ejecución de las “pruebas de San Juan”, ubicando tres papas debajo de la cama, en la víspera del día de San Juan, siendo un bien pelada, otra a medio pelar y la tercera, sin pelar. Cada una representa el futuro que se tendrán a contar de la mañana del día recién indicado. Habrá pobreza, media pobreza o riqueza. Depende del cual sea la extraída.
Pues bien, en las realidades que se están viviendo en el mundo, pareciere que se necesita sacar la papa sin pelar.
Ante ese marco debemos aterrizar la participación de cada ser humano, en el sentido de no vivir de sueños e ideales, propios del mundo imaginario, que no tienen sustento concreto, porque las tareas que nos presenta los días que inician y siguen a este solsticio 2025 tienen variadas aristas para ubicarse en un nivel en donde lo principal sea atender a un estado de vida saludable, en armonía con el entorno en donde se vive, en una seria equidad en los procesos económicos.
En el mismo marco, quienes somos del lado que busca la verdad permanentemente, debemos ocuparnos en valorar la disciplina que contiene responsabilidad y eficiencia en las acciones en las que nos activamos.
Teniendo una información con mayor contenido de veracidad, no podemos caer en esas actitudes del dejar hacer, no estoy ni ahí, que lo haga otro, nadie me va a pillar. Si entendemos que existe la decisión personal de que las cosas mejoren tenemos la obligación ética y moral de ser entes que conduzcan orientaciones que levanten la responsabilidad y así también, denunciar el abuso, la falsedad y tantas otras que son propias de actitudes que viven los “chilensis”.
Este solsticio, 2025, es muy distintos a otros porque está ubicado en condiciones de vida, también diferentes y de las cuales todos las tenemos en nuestros pensamientos y que en verdad son aberrantes y que obligan a buscarles soluciones que, en primer lugar, favorezcan al ser humano como tal, único ser en el entorno del universo conocido para, en un tiempo limitado, constituirse en un ser vivo elevado en su condición de humanidad y permanente.
Así le debemos mucha atención a lo que se está haciendo en la exploración del planeta Marte, o, próxima y nuevamente en la Luna; a lo que se está haciendo con la robótica y los lugares de trabajo; a los algoritmos que están conduciendo a grandes masas humanas; a las estructuras financieras que van más allá del sentimiento y el orden democrático, con entidades que solas tienen valores y poderes esquizofrénicos y con decisiones que sobrepasan a los países, sobre todo a los menores.
Lo anterior va más allá de la conversación rutinaria, es la necesidad de discutir con altura de miras, los pros y los contras de lo que viene en menos de diez años.
Reflexionando en forma positiva y como lo indica el solsticio de inicio del aumento de la luz, debemos con entusiasmo asumir nuevos retos que en sus formas sean de bien social, de bien humano, de fortalecer el placer de vivir.
Entonces, saludemos al solsticio de invierno 2025 con la mente puesta en qué nos activaremos, individual o socialmente para mover el motor del desarrollo cultural, ambiental, económico hacia lugares en donde la naturaleza y el ser humano vivan en equidad, en armonía en el placer de vivir en este efímero espacio y tiempo que el universo nos ha cedido.
Feliz Solsticio de Invierno 2025
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