Una de las principales discusiones que ha cobrado fuerza en estos días, corresponde al rol que han jugado las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), desde su creación en dictadura a través del Decreto Ley 3.500 en 1980, que marca de alguna manera el fin del sistema de reparto antes existente para la mayoría de los chilenos y chilenas.
La reforma aludida, creó un sistema basado en la capitalización individual. Este se basa en lo que se denomina como justicia conmutativa, que significa en palabras simples “aporto de acuerdo a mi capacidad económica y recibo lo que yo mismo he logrado ahorrar”. Los años sucesivos se han generado mecanismos paralelos de protección social para los más vulnerables – Ley 20.255/2008 Reforma Previsional, que crea las Pensiones Básicas Solidarias- , no obstante, sin grandes modificaciones en la administración privada de la pensiones y manteniendo sistemas diferenciados y segregados de acuerdo a la capacidad económica.
Cinco son los principios de Seguridad Social con mayor aceptación en la doctrina internacional, siendo estos los siguientes: Universalidad; Uniformidad; Unidad; Integralidad y Solidaridad. De su consagración en la Constitución Política en el artículo 19 N° 18, solo podemos extraer con algún esfuerzo los primeros 4 principios, no obstante es este último – el de Solidaridad – el que no se vislumbra con claridad en el sistema de pensiones chileno.
Según la mayoría de los autores, la solidaridad es esencial para que exista verdadera Seguridad Social y se corresponde con una exigencia del bien común, consiste en que aquellos que están dentro del mercado laboral ayuden a financiar las pensiones de aquellos que van saliendo de él (jubilados) y obedece a lo que se denomina como justicia distributiva, “aporto en base a mi capacidad económica y recibo en base a mi necesidad”. Cabe preguntarse ante la inexistencia de solidaridad en el actual sistema, si existe en Chile realmente Seguridad Social en materia de pensiones.
La Solidaridad como tal, no es dádiva ni caridad exigible a las personas, es un principio que en materia de pensiones, establece un vínculo entre las generaciones de ciudadanos (solidaridad intergeneracional), en base al cual se aporta en cierta medida o porcentaje, para financiar pensiones futuras, propias y ajenas.
En el concierto mundial e incluso latinoamericano, los sistemas de pensiones son en su mayoría puramente de reparto (solidarios) o mixtos, es decir un fondo común financiado por todos a través de cotizaciones o impuestos, sumado a un componente obligatorio o voluntario de capitalización individual como es el Chileno. Lo anterior redunda en algunos modelos, en una pensión mínima garantizada y universal complementada con el ahorro de cada cotizante. El sistema de Pensiones Chileno contributivo , actualmente es únicamente privado y financiado por el trabajador, lo que es una excepción entre los restantes países del mundo.
Mantener un sistema puramente basado en el esfuerzo individual, solo ayuda a profundizar la desigualdad, cuestión que tiene a Chile en un trance histórico en estos días. Rechazar elementos de solidaridad en la administración de los fondos de pensiones, es según lo antes dicho, mantener un sistema de Seguridad Social incompleto. No es tiempo para la ortodoxia ante la crisis actual, un cambio al sistema de pensiones no involucra necesariamente la desaparición de las AFP, en cambio, introducir importantes elementos de solidaridad intergeneracional en su financiamiento y administración, sea esta pública o semipública, no solo redundará en la mejora de las pensiones de toda la población, sino que nos vincula como ciudadanos favoreciendo una mayor cohesión social y permitiéndonos cumplir a todos de forma ineludible con nuestra responsabilidad con las nuevas generaciones.
Miguel Angel Gonzalez Cordero
Abogado. Master en Trabajo, Empleo y Diálogo
Profesor de Derecho de la Seguridad Social.
Social
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Quiero señalar que el tema de AFP es un sistema egoista ya que muchos de los ciudadanos deberar acudir al estado a gestionar el aporte previsional al momento de jubilar de lo contrario va hacer imposible sobrevivir y deberan convivir con la pobreza.
Hoy más que nunca es trascendental cuestionarnos el modelo de pensiones que tenemos, que sólo se mueve a través de la especulación, dejando en ascuas los ahorros previsionales de cada una y uno de nosotros en tiempos de crisis económica. Es necesario generar aportes basales en común como en otros países, más el ahorro individual y aportes estatales. Pero nuestros ahorros de pensiones no pueden ser activos en empresas quebespeculan en el mercado.
De quedar la escoba ¿quién responde?
La creación en nuestro país del sistema de capitalización individual a través de las Administradoras de Fondos de Pensiones o AFP, hace casi 40 años, respondía en principio a un doble fundamento basado en ideas neoliberales. En Primer lugar, el entusiasmo del modelo económico instaurado por el régimen de gobierno de la época, que relegó los modelos de fondos de pensiones, colectivos o solidarios existentes. Y en segundo lugar, la firme creencia en la reducción del rol del Estado como responsable y en forma paralela, la expansión de la economía privada como la fórmula más eficiente de funcionamiento de este nuevo sistema en su conjunto, que en la actualidad está afectando a una gran masa de trabajadores al momento de acogerse a la merecida jubilación, por los bajos ingresos percibidos.
Gobernantes y legisladores han observado las falencias del sistema, pero no han sido empáticos y capaces de generar la solución más favorable para los afectados.
El problema creo, no son las AFP, el problema es las Jubilaciones indignas (menos del 40% como tasa de reemplazo), considerando una persona que siempre cotizo a través de su vida laboral. No le podemos pedir a la cotización de un 10% por 30 años, que me de una jubilación con una tasa de reemplazo de un 80% por un período de 30 años después de mi jubilación y más. Como se resuelve, aumentemos la cotización individual al 16% (6% con cargo al empleador como hoy está parado en el Senado y si alguien, con esta capitalización individual, no alcanza una tasa de un 70% de reemplazo (obtenido a través del promedio de los ingresos imponibles, de los últimos 10 años trabajados, pero con un topo de $ 1.500.000 mensuales), el Estado pone la diferencia. La rentabilidad de los fondos, hoy es superior a lo que me entrega un banco, yo lo he calculado. Respecto de las personas con lagunas en la cotización, debemos estudiar ayudas y ver realmente porque no existe cotización (es no trabajo o es opción). Aparecida la Ley, mejorar inmediatamente a los actuales jubilados, de acuerdo a lo planteado más arriba. Lo expuesto lo realizan países desarrollados, tienen capitalización individual y si no da al momento de la jubilación la tasa de reemplazo, el Estado pone la diferencia.
Lo otro a resolver es que exista solo un Sistema Previsional (que las FFAA por ejemplo u otros no tengan privilegios respecto de esto); sin quitar a los que actualmente tienen los privilegios.